EL OCASO DE LOURDES FLORES Y SU DEBER INELUDIBLE

Lourdes Flores viene de perder varias veces las elecciones presidenciales. Su bestia negra es ahora Presidente del Perú, Alan García Pérez. En el plano político interno tuvo algunas batallas con Antero Flores Araoz de las que salió victoriosa, ya antes había roto relaciones con Drago Kisic que fue candidato a la vicepresidencia durante la campaña del 2001 y a la postre fundo la Coordinadora Nacional Independiente.
Sin duda Lourdes Flores tiene una habilidad para hacer lo incorrecto que llama la atención y hasta podríamos pensar que es genética. Sus alianzas indebidas con José Luis Risco, y con Renovación Nacional a través de Rafael Rey y Barba Caballero en su tiempo. Apelamos al término genético por la metida de pata de su padre al calificar despectivamente al entonces candidato Alejandro Toledo, lo que la sepulto en los resultados electorales.
Ahora esta aliada a Solidaridad Nacional de Luis Castañeda Lossio, que es políticamente astuto, y aún no decide enfrentar su futura postulación por ser prematura esta posibilidad. Es astuto porque con una elegancia digna de mejor causa se libero de la pesada herencia del tren eléctrico y se la devolvió a Alan García, con quien estableció desde entonces una especie de pacto tácito de no agresión.
¿Qué tareas le corresponden a Lourdes Flores este 2008? Primero pisar tierra y darse cuenta de las remotas posibilidades que tiene de ganar una elección presidencial en las actuales circunstancias de decadencia de su agrupación política y de su liderazgo ensimismado –diremos.
El segundo paso es fortalecer su agrupación política, dando una señal clara de modernidad y compromiso. Una agresiva campaña en pro de conquistar espacios en la Universidad, en devolverle el cariz cuestionador, pero desde la óptica moderna de una Universidad vinculada con la Empresa. Ha perdido en su propio terreno, y debe comenzar por recuperar su espacio.
Tercer paso, y ella lo conoce bien, debe formar cuadros políticos que consoliden una generación de políticos para el futuro. Y a la vez, y con frialdad de estadista, debe establecer el mecanismo para elegir a quien postulara en una elección presidencial, incluyendo a San Castañeda en el formato.
En resumen debe apostar por fortalecer su partido y convertirlo en una verdadera institución del país. Ese es su deber ineludible.

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