El Presidente Alan García acaba de reconocer que fue un error el haber administrado sangre contaminada a una paciente en el Hospital Daniel Alcides Carrión, le ha otorgado una casa y la indemnizo. Esto ha ocurrido en un intento por frenar la hecatombe de confianza en el sector salud que se produjera luego de las palabras del Ministro de Salud y la declaración de emergencia de los Bancos de Sangre en el país.
Una persona fue contaminada y varias otras también, sumado a este hecho que ya en la anterior administración de la Ministra Mazetti se habían producido hechos similares. Como en los medios financieros se produce una corrida por una declaración irresponsable de un agente importante, en el sector salud se produjo una abrupta pérdida de confianza, que afecto el que las personas acepten recibir componentes sanguíneos, se dispongan a donar, acepten trasplante de órganos, y cuestionen procedimientos invasivos que conlleven riesgos de contaminación con virus como la hepatitis C, ejemplo hemodiálisis, etc.
El real problema está más allá de dar dinero a una víctima, el problema es que pueden ser decenas, cientos o miles de afectados. La infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es una realidad en todo el mundo, y el Perú no es una excepción. En 1997 el Banco Mundial señalaba que se debía identificar el estado de la epidemia a nivel local, básicamente si era una epidemia de bajo nivel, una epidemia concentrada o una epidemia generalizada. El Perú estaba calificado en un estado de Epidemia Concentrada, es decir con una prevalencia menor al 5%, y en gestantes con una prevalencia mayor al 1%. En el país la situación era dramática ya en el 2006, solo el 21% tenía acceso a condones y 0.2% a las pruebas de VIH. En el 2006 el total de personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) alcanzo a 24,589 personas. De las cuales 18,121 personas tienen la enfermedad, el SIDA.
Más grave y oculto aún son los casos de Hepatitis B en el país, y los de la Hepatitis C, ambos de transmisión sanguínea, sobretodo este último.
Las autoridades de salud deben impulsar investigaciones para determinar el estado actual de la epidemia en el Perú. ¿Estamos viendo las consecuencias de un cambio de estadio de la epidemia? ¿Estamos ingresando a una fase generalizada? El famoso periodo de ventana en el cual una persona infectada con VIH sale negativo a las pruebas de detección y si dona sangre en ese lapso puede infectar a otras varias personas, puede estar presente en muchos más peruanos de lo que las autoridades piensan. Lo que se necesita es una agresiva campaña contra la epidemia, liderada por la más alta autoridad de la nación. La prostitución callejera en las calles de Lima y otras ciudades del país, el poco uso o disponibilidad de los condones, y toda la serie de riesgos de conducta sexual deben ser puestos sobre el tapete. De nada servirá el mejor Banco de Sangre del mundo cuando el número de infectados aumente por las otras causas. No al pánico, si a los estudios serios y a esfuerzos sistemáticos para controlar la epidemia.