El Hospital Sabogal de EsSalud hizo noticia debido a que se habría presentado una negligencia médica al amputar una extremidad por otra. El equipo médico que estuvo a cargo del acto quirúrgico fue primero separado de sus funciones y casi inmediatamente después despedido SIN haber terminado las investigaciones que señalen su responsabilidad.
Mañana el Presidente Ejecutivo de EsSalud acudirá al Congreso de la República convocado por los congresistas que tiemblan ante la ola mediática que se relaciona al caso.
Señalemos dos puntos importantes, primero que la inocencia se presume y la culpabilidad se demuestra. Expulsar indiscriminadamente a priori y denostar públicamente a un equipo de profesionales, cuyo objetivo es salvar vidas y evitar discapacidad, es un lamentable error de las autoridades medicas, de los medios de comunicación e incluso de los familiares de los pacientes.
En la página web de la Organización Mundial de la Salud se publica:
“En términos mundiales, se realizan anualmente unos 234 millones de intervenciones de cirugía mayor, lo que equivale aproximadamente a una operación por cada 25 personas. Cada año se operan 63 millones de personas con lesiones traumáticas, 10 millones de mujeres con complicaciones relacionadas con el embarazo y 31 millones de pacientes que precisan tratamiento oncológico.
Según diversos estudios, las complicaciones atribuibles a intervenciones quirúrgicas causan discapacidades o prolongan la hospitalización de entre un 3% y un 25% de los pacientes, dependiendo de la complejidad de la operación y del entorno hospitalario. Esto significa que el número de pacientes susceptibles de padecer complicaciones post operatorias asciende como mínimo a 7 millones al año.
Se estima que las tasas de mortalidad atribuibles a las intervenciones de cirugía mayor oscilan entre un 0,4% y un 10%, dependiendo del entorno. Según las evaluaciones de impacto correspondientes, al menos un millón de pacientes mueren cada año durante o después de una operación.
La información relativa a la atención quirúrgica sólo ha sido uniformada o acopiada sistemáticamente en un reducido número de estudios científicos a nivel mundial; en otras palabras: la mayoría de las operaciones que se practican en el mundo no se registran. Para promover la seguridad, prevenir enfermedades y mejorar la prestación de asistencia en esta esfera, es primordial evaluar la atención quirúrgica a nivel mundial.
En el mundo desarrollado, cerca de la mitad del total de los eventos adversos (por ejemplo, problemas de comunicación, administración de medicamentos equivocados o errores técnicos) padecidos por los pacientes hospitalizados están relacionados con la atención y los servicios quirúrgicos. Los datos disponibles demuestran que al menos la mitad de esos eventos son prevenibles si se cumplen las normas de atención pertinentes y se utilizan herramientas específicamente ideadas para garantizar la seguridad, como las listas de comprobación.
Se ha comprobado que la atención quirúrgica en entornos en desarrollo es costo eficaz; si se adoptan medidas que garanticen una atención segura, lo será aún más.
En los últimos 30 años, se han logrado enormes mejoras en materia de anestesia, aunque no en todos los lugares del mundo. En algunas regiones, las tasas de mortalidad en pacientes sometidos a anestesia general ascienden a no menos de 1 por cada 150.
Las medidas de seguridad no se aplican de forma sistemática, ni siquiera en los entornos mejor dotados. Sin embargo, existen pautas sencillas capaces de reducir el número de complicaciones. Por ejemplo, mejorar la selección de los antibióticos y la determinación del momento de su administración antes de efectuar una incisión puede reducir la proporción de infecciones quirúrgicas hasta en un 50%.
La OMS ha elaborado un conjunto de directrices sobre seguridad en la atención quirúrgica, así como una lista de comprobación del cumplimiento de las normas aplicables en la materia. Según los resultados preliminares de una evaluación basada en ocho centros piloto situados en diversos lugares del mundo, la utilización de la citada lista casi duplica las probabilidades de los pacientes de recibir un tratamiento acorde con las normas de atención quirúrgica, como la de administrar un antibiótico antes de la incisión o de confirmar que el equipo quirúrgico tiene entre sus manos al paciente correcto para la operación indicada.
La iniciativa «Las prácticas seguras salvan vidas», que cuenta con la colaboración de más de 200 ministerios de salud, sociedades médicas nacionales e internacionales y organizaciones de profesionales de la salud, tiene por objeto reducir las defunciones y complicaciones relacionadas con la atención quirúrgica.” (1)
Cuando una investigación seria determine el grado de responsabilidad de cada profesional seguramente la decisión sera incuestionable. ¿Y la responsabilidad institucional?
El formato que presentamos en la imagen es promovido por la Organización Mundial de la Salud ¿Se aplico algo semejante en las ultimas 500 cirugías mayores –por decir un número- en el Ministerio de Salud o en EsSalud? ¿A cuántos profesionales de la salud tienen que despedir como criminales para que se entienda que existe un “autor mediato”? Alguien que pudo tomar decisiones para evitar tales hechos y no lo hizo. Recordemos la Crítica de Porter y la falta de planificación que agobia el país, y no olvidemos los muertos por Accidentes de Tránsito que bordean las 60,000 personas en el país. ¿Quién es responsable de la improvisación?
Aliensombra
(1)OMS http://www.who.int/patientsafety/safesurgery/en/index.html
Mañana el Presidente Ejecutivo de EsSalud acudirá al Congreso de la República convocado por los congresistas que tiemblan ante la ola mediática que se relaciona al caso.
Señalemos dos puntos importantes, primero que la inocencia se presume y la culpabilidad se demuestra. Expulsar indiscriminadamente a priori y denostar públicamente a un equipo de profesionales, cuyo objetivo es salvar vidas y evitar discapacidad, es un lamentable error de las autoridades medicas, de los medios de comunicación e incluso de los familiares de los pacientes.
En la página web de la Organización Mundial de la Salud se publica:
“En términos mundiales, se realizan anualmente unos 234 millones de intervenciones de cirugía mayor, lo que equivale aproximadamente a una operación por cada 25 personas. Cada año se operan 63 millones de personas con lesiones traumáticas, 10 millones de mujeres con complicaciones relacionadas con el embarazo y 31 millones de pacientes que precisan tratamiento oncológico.
Según diversos estudios, las complicaciones atribuibles a intervenciones quirúrgicas causan discapacidades o prolongan la hospitalización de entre un 3% y un 25% de los pacientes, dependiendo de la complejidad de la operación y del entorno hospitalario. Esto significa que el número de pacientes susceptibles de padecer complicaciones post operatorias asciende como mínimo a 7 millones al año.
Se estima que las tasas de mortalidad atribuibles a las intervenciones de cirugía mayor oscilan entre un 0,4% y un 10%, dependiendo del entorno. Según las evaluaciones de impacto correspondientes, al menos un millón de pacientes mueren cada año durante o después de una operación.
La información relativa a la atención quirúrgica sólo ha sido uniformada o acopiada sistemáticamente en un reducido número de estudios científicos a nivel mundial; en otras palabras: la mayoría de las operaciones que se practican en el mundo no se registran. Para promover la seguridad, prevenir enfermedades y mejorar la prestación de asistencia en esta esfera, es primordial evaluar la atención quirúrgica a nivel mundial.
En el mundo desarrollado, cerca de la mitad del total de los eventos adversos (por ejemplo, problemas de comunicación, administración de medicamentos equivocados o errores técnicos) padecidos por los pacientes hospitalizados están relacionados con la atención y los servicios quirúrgicos. Los datos disponibles demuestran que al menos la mitad de esos eventos son prevenibles si se cumplen las normas de atención pertinentes y se utilizan herramientas específicamente ideadas para garantizar la seguridad, como las listas de comprobación.
Se ha comprobado que la atención quirúrgica en entornos en desarrollo es costo eficaz; si se adoptan medidas que garanticen una atención segura, lo será aún más.
En los últimos 30 años, se han logrado enormes mejoras en materia de anestesia, aunque no en todos los lugares del mundo. En algunas regiones, las tasas de mortalidad en pacientes sometidos a anestesia general ascienden a no menos de 1 por cada 150.
Las medidas de seguridad no se aplican de forma sistemática, ni siquiera en los entornos mejor dotados. Sin embargo, existen pautas sencillas capaces de reducir el número de complicaciones. Por ejemplo, mejorar la selección de los antibióticos y la determinación del momento de su administración antes de efectuar una incisión puede reducir la proporción de infecciones quirúrgicas hasta en un 50%.
La OMS ha elaborado un conjunto de directrices sobre seguridad en la atención quirúrgica, así como una lista de comprobación del cumplimiento de las normas aplicables en la materia. Según los resultados preliminares de una evaluación basada en ocho centros piloto situados en diversos lugares del mundo, la utilización de la citada lista casi duplica las probabilidades de los pacientes de recibir un tratamiento acorde con las normas de atención quirúrgica, como la de administrar un antibiótico antes de la incisión o de confirmar que el equipo quirúrgico tiene entre sus manos al paciente correcto para la operación indicada.
La iniciativa «Las prácticas seguras salvan vidas», que cuenta con la colaboración de más de 200 ministerios de salud, sociedades médicas nacionales e internacionales y organizaciones de profesionales de la salud, tiene por objeto reducir las defunciones y complicaciones relacionadas con la atención quirúrgica.” (1)
Cuando una investigación seria determine el grado de responsabilidad de cada profesional seguramente la decisión sera incuestionable. ¿Y la responsabilidad institucional?
Si un organismo internacional ha difundido estas iniciativas a nivel mundial, el Congreso de la República puede iniciar una investigación en los centros quirúrgicos de los hospitales nacionales, tomando una muestra, y determinando si esta política internacional ha sido seguida por las instituciones de salud del país o no. Determinar si efectivamente la política institucional impulso la aplicación de estas medidas o no fue así. En un país serio una Comisión del Congreso investiga realmente, no se le ocurren las cosas, respalda sus decisiones con datos e informaciones comprobables. No bastan las palabras, investiguen los hechos. La responsabilidad que esa investigación determine tal vez afecte al Ministro de Salud, a las autoridades medicas de otras instituciones como EsSalud, es decir determine la responsabilidad institucional y lo mejor de ello es que en consecuencia se tomarían acciones que en realidad puedan cambiar las cosas para beneficio de los pacientes.
El formato que presentamos en la imagen es promovido por la Organización Mundial de la Salud ¿Se aplico algo semejante en las ultimas 500 cirugías mayores –por decir un número- en el Ministerio de Salud o en EsSalud? ¿A cuántos profesionales de la salud tienen que despedir como criminales para que se entienda que existe un “autor mediato”? Alguien que pudo tomar decisiones para evitar tales hechos y no lo hizo. Recordemos la Crítica de Porter y la falta de planificación que agobia el país, y no olvidemos los muertos por Accidentes de Tránsito que bordean las 60,000 personas en el país. ¿Quién es responsable de la improvisación?
Aliensombra
(1)OMS http://www.who.int/patientsafety/safesurgery/en/index.html
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