El Perú está sometido a dos grandes riesgos, el externo representado por los intereses y ambiciones de los países vecinos y el interno representado por las fuerzas irregulares de Sendero Luminoso. Si bien esto es cierto, y recientemente Vladimiro Montesinos Torres ha escrito el libro “SIN Sendero” donde se ocupa del riesgo interno, existe un componente del riesgo interno que es mirado como un tema secundario: La inseguridad. Me atrevería a denominar este momento de tiempo que atraviesa nuestra sociedad como el momento de gestación de la “Mafia Peruana”.
Existen varios indicios groseros que el fenómeno está ocurriendo. El más destacado es el progreso en el nivel de procesamiento de droga, ahora el Perú no sólo siembra y cosecha sino que refina. Eso implica una mayor complejidad tecnológica tanto en recursos como en organización. Las leyes en Colombia comparadas con las del Perú son más drásticas, eso ha originado una migración de nacionales colombianos hacia el norte del Perú, principalmente Trujillo y el Huallaga. Han traído consigo su “know how”, su “modo de hacer las cosas”, que ha acentuado una ola delincuencial en Trujillo. Se han incrementado los crímenes usando la modalidad del sicariato, “te pago y lo matas”. Las características operativas de las nuevas bandas es la extorsión, piden dinero por seguridad, una vieja receta de las mafias. Ese sistema de acopio de dinero produce “capos” y perenniza las organizaciones, que luego de una paulatina guerra entre ellos van formando asociaciones delictivas entre bandas, hasta que finalmente exista una organización mayor entre todas y se constituya la “Mafia Peruana”.
Es preocupante porque el caldo de cultivo de la pobreza existe, desde los barristas, los trabajadores de construcción civil, los reducidores de carros robados, los reducidores de cables robados a las empresas eléctricas o telefónicas, hasta los que secuestran al paso o por días.
Un territorio liberado se extiende por algunas zonas del Callao, ahora se dice a media voz que para que ciertas empresas realicen trabajos en determinados lugares tienen que pagar cupos para que no les roben, peguen o maltraten. Los robos de minerales al paso de los camiones que llevan el material al puerto también están bajo un comando hasta ahora relativamente local, el riesgo es que el nivel de autoridad del “capo” sea cada vez mayor.
Existen dos aristas más, una cuando estos “capos” se relacionen con los políticos y los empresarios y el otro cuando se relacionen al narcotráfico y a los terroristas. Aún estamos a tiempo de lograr la destrucción de este germen criminal, pero es una ardua, dura y decidida tarea que lamentablemente no vemos se tenga la intención de iniciar simplemente porque no se advierte el verdadero peligro detrás de los pequeños crímenes que se multiplican, incentivado por miembros renombrados de las universidades del crimen que son las cárceles en el Perú.
Finalmente la mafia peruana tal vez este más avanzada de lo que pensamos, en el quinto suyo, en los peruanos que son parte de la diáspora en diferentes países del mundo. En algunos países de Latinoamérica es claro que existe un fuerte agrupamiento de algunos nacionales peruanos que viven al margen de la ley, por nombrar a dos de ellos: Chile y Argentina. ¿Delincuencia o Mafia? ¿Por qué cruzarnos de brazos?
Aliensombra