Thursday, February 04, 2010

MEDICOS Y MALA PRAXIS / POLITICOS Y NEGOCIADOS

Es la segunda vez en pocos años que se pretende formar un “Seguro de responsabilidad médica” que obligue a los médicos a pagar una mensualidad a las aseguradoras para enfrentar los casos de “Errores”, “Mala Praxis” o “Negligencia”. En estos días existe un cargamontón contra los médicos, a tal punto que el Ministro de Justicia ha puesto a trabajar a 1000 abogados defensores de oficio para buscar los “errores médicos” y poder realizar juicios contra ellos. Ni siquiera el feminicidio imperante en el país, y los maltratos a las mujeres ha conseguido tal movilización del estado, tal es el peligro de la banda de criminales que vestidos de blanco trabaja en los hospitales, postas y clínicas del país. Hasta el Presidente de la Corte Suprema dijo a los medios que: “No creo que se trate de accidentes (...) esto escapa a la razonabilidad. Parece que hubiera un mutilador en serie que actúa sin motivo alguno y que busca desprestigiar”.
La Mala Práctica incluye los actos por comisión u omisión del profesional de la salud. Los actos por comisión implican una práctica profesional incorrecta. Los actos por omisión son los actos que de haberse realizado hubiera evitado las consecuencias.
Algunas personas creen que las actividades del médico provocan riesgo en sí mismas, por lo que necesitan un seguro, y otros indican que el médico no provoca el riesgo sino que lidia con él. Algunos juristas han opinado que todas las actividades del médico que causan daño son ilícitas mientras otros sostienen que todas las actividades del médico son licitas. 
Algunos términos relacionados son: La negligencia se refiere al descuido, a la omisión o abandono del paciente que le provoca un daño. La impericia es la falta de habilidad del profesional para aplicar en el paciente los procedimientos necesarios durante su atención y la imprudencia está definida como la ausencia de moderación y racionalidad o el descuido en la atención requerida, la falta de previsión de sus consecuencias, sin el juicio médico adecuado.
En los EEUU el Presidente Barack Obama ha cuestionado la avalancha de demandas judiciales por mala práctica que obligan a pagar fuertes sumas de dinero y encarecen la prestación de servicios de salud, debido a que obligan al médico a realizar una “medicina a la defensiva” solicitando más exámenes, dejando de realizar procedimientos que los expongan al riesgo de sufrir juicios, alargando las estancias en los hospitales. Si, como propone Obama, se restringen los montos a pagar por los casos de mala praxis el déficit federal se reduciría en 54.000 millones en 10 años, debido a que el Medicare y Medicaid del gobierno pagarían menos por diagnósticos y tratamientos “defensivos”.
En Argentina la cantidad de juicios a los médicos ha provocado un malestar tal que en Internet circulan una serie de post y lista de correos que definen una posición de rechazo activo:
“ … Ha tomado estado público la pesadilla que causa desvelos, cuando no infartos, a muchos miembros de la comunidad médica. Los juicios por mala praxis se han convertido en un provechoso recurso de subsistencia para muchos abogados ávidos de litigio, conocedores de las falencias del sistema.
Los títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas prepagos de atención, hospitales y sistemas prepagos de atención médica trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los lleva a exponerse inútilmente.
El día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizará.
Porque sólo un demente, alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la bondad y la estupidez, puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde. Porque el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al estrés de desplegar su arte sobre un paciente ANESTESIADO, que asume la lucha contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfará y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le asigna, ese médico no es bueno, es estúpido, es alguien que consume toda su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le reconoce el esfuerzo.. Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error, aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud.
Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos de atención médica. Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y recibe atención francamente deficitaria.
Deambula por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir.
Este médico, suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para sí mismo, bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la "mala praxis". Todo abogado sabe que en este sistema perverso, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de la salud, el médico es el "hilo fino" más fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo más liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en los bolsillos.
Lo que pocos se han puesto a pensar, es que, en definitiva este ensañamiento médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos, decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el paciente. La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas, empieza a "esquivar" la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco.
El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los más inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse. Si bien es cierto que algunos médicos argentinos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría, no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin ganar nada. Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis, la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo. Una intervención $ 120 puede convertirse en un juicio de $120.000. Así las cosas, los sistemas prepagos de atención médica, circular mediante, solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita. Ellos, al mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le asignan por su trabajo, contrate un seguro de "mala praxis". De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del servicio que dicen brindar. Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo de sus arcas.
Con los aranceles vigentes, ningún médico puede asegurarse contra "mala praxis". Con temor a la "mala praxis", ninguno puede trabajar como debería. El auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en la primera línea de fuego. Como frágil fusible de una máquina sanitaria en constante corto circuito, el médico salta y se quema. Gane o pierda, con o sin justicia, con razón o sin ella, el médico debe pagar. La sociedad parece ensañada con los encargados de velar por la salud.
Todos y cada uno debemos ser responsables de nuestros actos. Los errores deben ser asumidos y la impunidad desterrada. Estos grandes objetivos no pueden tener vigencia unilateral. La vida del paciente vale tanto como la del médico. Por el bien de todos, la legislación debe proteger tanto a una como a otra. …”

Eso dicen en Argentina, en el Perú luego de la ola mediática de desprestigio a la profesión médica, ya se difunde en la web:
“ … Basta de trabajar por sistemas de producción, horas extras o daños resueltos.
Basta de ser buenitos y usar taladros para solucionar el problema, o me dan el instrumental necesario o no opero y punto... dejo constancia en la historia clínica y si es necesario llamo a la fiscalía.
Basta de dar de alta para ver resultados luego
Basta de aceptar alternativas terapéuticas, sino hay en farmacia, una rápida junta con tu colega y dejar constancia que no hay, darle la indicación al familiar que lo consiga...y punto.
Si tenemos algo de dignidad aun, podremos hacer esto.
Aquellos que se perjudiquen en su economía ahora, deben saber que se cosechara lo justo después.
Pasen la voz y organícense por servicios, no debemos permitir seguir siendo el hazmerreír de Latinoamérica y los pobrecitos profesionales que nos quieren obligar a ser. …”
Vemos que en los EEUU, con la crisis económica a cuestas, tratan de ponerle el freno al negociado de abogados y políticos con las compañías aseguradoras fijando límites a los montos a pagar. Mientras tanto en el Perú se pretende organizar el negocio, no olvidemos que la mayor cantidad de profesionales en el país está formado por los abogados que observan con interés la formación de este seguro. No es casualidad que el Ministro de Justicia, abogado, Aurelio Pastor informe a la población que un ejército de abogados de oficio se dedicaran a buscar más casos.
Aliensombra

1 comment:

  1. Anonymous10:45 PM

    Mi seguro médico es el más caro de Lima y pagaron $65 mil+ por dos tratamientos oncológicos. El primer oncológo perfecto y felicito a quién fue mi médico y le agradezco haberme salvado la vida y señor de señores. Hay médicos buenos y capaces.

    El supuesto segundo cáncer jamás existió, he enviado todas las imágenes, monogramas,TAC,informes y placas patológicas que acaban de ser revisadas en Roma, repito nunca tuve cáncer de mama y el llamado mastólogo fue el más caro por una mastectomia falsa sin reconstrucción alguna, no la quise ni la quiero. Me ha deformado, lo que tengo en el tórax es una vergüenza para cualquier cirujano oncologico pero las fotos de su barbaridad ya están circulando, que si hubiera sabido que está con orden de arresto por la muerte negligente de un niño jamás me hubiera dejado operar por el.

    No quiero reparación económica alguna, quiero que pague la cirugía plástica y gastos en Roma Italia por una reparación de su barbaridad propia de su impericia y negligencia, eso le dolerá porque es un adorador del dinero.

    Pero garantizo que no volverá a dañar a nadie más, su ambición no lo dejó ver con quién se metía y no volverá a operar a nadie eso lo juro.

    Fiona

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