Lo que ocurre con la Selección de Futbol del Perú es un caso ilustrativo. Una reunión de personas que formaron un grupo para enfrentar equipos altamente competitivos unos y equipos casi armados otros. Jugaron un primer partido espectacular, por la disposición táctica, la suerte y la colaboración entre sus líneas. Lo notorio la Selección que jugó ese partido fue que estaban metidos atrás y aprovechaban cualquier oportunidad para el contragolpe. No se noto entonces la ausencia de la línea de medio campo, más aún cuando el jugador Mariño ingreso y comenzó a crear futbol en su lado. El triunfo obnubilo a todos, técnicos, jugadores, afición y comentaristas deportivos.
Como entender lo que paso después, fuimos aplastados por un ordenado Venezuela y casi eliminados por Bolivia, sino es porque los jugadores peruanos ante la ausencia de esquemas y orden, es decir la desaparición de la estrategia o ruina mental del entrenador, jugaron a lo que salga, empujaron y empujaron hasta el final, desordenadamente. Lograron el objetivo, clasificamos para la siguiente ronda.
Luego ya todo es especulación, que el entrenador de la Selección tuvo una disputa con un iracundo Acasiete, luego del partido con Venezuela, que reclamo a todos el juego desastroso que habían tenido, y entonces la bronca se armo. Resultado Acasiete no salió en el partido con Bolivia y sucedieron una serie de cambios cada cual peor que el anterior. La lesión de J. Farfan, que fue mantenido en el campo por el entrenador durante 4 minutos, hasta que le creyó, y lo saco.
Ahora ante la duda de enfrentar a la selección Argentina o la de Paraguay cunde la desazón en todos, porque no se sabe quién manda a quién, a pesar que en declaraciones públicas entrenador y jugadores negaron todos los trascendidos.
¿Pero que tienen que ver los pigmeos con nuestra selección? Tienen mucho que ver pero en contraposición a la conducta de los peruanos los pigmeos son un equipo de alto rendimiento.
Es conocida la naturaleza pequeña de los pigmeos, son de talla muy baja, y se dedican a la caza y la recolección. Viven en grupos de 10 a 35 personas, formando familias nucleares, al aire libre, casi sin privacidad. Por siglos han sido muy solidarios y cooperativos entre sí, para poder sobrevivir. Tienen un alto grado de respeto, actitud positiva, alegría, y un código moral muy ético. Estas características les permiten conseguir resultados, una y otra vez. Además su estructura social está formada por un liderazgo eficaz, donde la confianza entre los miembros es la clave, todo esto basado en normas implícitas que permite funcionen como un equipo. Una “pequeña maquinaria” de conseguir objetivos y lograr resultados. Otras peculiaridades sociales de los pigmeos es que todos los adultos son considerados padres y abuelos, lo que permite que tengan mayor libertad y facilidad para la programación de sus actividades cotidianas. Lo que mejora el desempeño.
También poseen rituales que los revitalizan, cuando hay crisis imitan a los animales en sus gritos salvajes, lo que consiguen con ello es que todo vuelva a la normalidad. Viven el eterno presente, no están preocupados por el pasado ni por el futuro.
En resumen los miembros del equipo se guardan respeto, tienen confianza uno en el otro, y establecen con facilidad roles y relaciones entre ellos. Se protegen unos a otros, los problemas los resuelven en el momento y no dejan nada pendiente. Son solidarios, se comunican libremente, no son forzados a realizar algo en contra de su voluntad, pero evitan las conductas de formar subgrupos y enfrentarse. Evitan el secreto y escuchan a los otros para saber cómo actuar la siguiente vez. Tienen objetivos definidos claramente, y las recompensas son distribuidas de modo igualitario. Cada uno de ellos subordina sus propios objetivos por los del grupo. El liderazgo es participativo, no tienen grandes figuras. Todos pueden tomar decisiones, y cuestionar a la autoridad cuando el grupo se ha puesto en riesgo, asumiendo como propias las decisiones del conjunto. Respetan la experiencia, el conocimiento, y reconocen los éxitos del trabajo individual y colectivo.
¿Los miembros de la Selección Peruana tienen un objetivo común? Por supuesto que deberían tenerlo, pero ¿Los dirigentes quieren vender los jugadores de su club y a la vez dirigen la selección? ¿El entrenador quiere demostrar que es un mágico estratega?
El objetivo común es el motor de un equipo de alto rendimiento.
Estos intereses egoístas en la sociedad de los pigmeos se dejan de lado, por lo que su mecanismo social contribuye a repartir la toma de decisiones en un liderazgo compartido. ¿El técnico de la selección pregunto a los jugadores su opinión sobre los cambios? ¿Debe hacerlo? ¿Entraron todos convencidos que era la mejor alineación?
¿Los jugadores que vinieron del extranjero lo han hecho por su amor a la patria? Claro que si, ellos tienen altos ingresos económicos en sus clubes, y jugar una Copa es un riesgo, aún así lo han afrontado. Pizarro y Farfán son un claro ejemplo. Ni que decir de Guerrero. Porque otra razón, en la anterior copa América, Pizarro obtuvo una fractura de cráneo. Los pigmeos subordinan sus propios intereses a los del grupo. ¿Paso esto con los dirigentes y el entrenador?
Finalmente los valores y creencias deben ser comunes, para evitar rigidez de la formalidad por escrito y reglamentos y propiciar la confianza en el otro.
Podemos razonablemente pensar que el grupo de personas que forma la Selección de Futbol Peruana está tratando de hablar libremente, tenerse confianza el uno en el otro y compartir el liderazgo para intentar convertirse en un equipo de alto rendimiento. Con todo lo que habría pasado eso es dudoso, esperamos realmente equivocarnos. ¡Vamos muchachos!