La historia del Perú se ha caracterizado por estar matizada de conductas infames. Digo esto cuando veo en años recientes nuestra actitud social destructiva contra nuestros dirigentes. El ex presidente Belaunde Terry interrumpió su exilio en tres oportunidades por razones familiares; en diciembre de 1970 lo hizo para asistir al entierro de su madre, en enero de 1972 con motivo del grave estado de salud de su padre y en abril siguiente para asistir a su funeral (1). Lo que no ocurrió con el presidente Alan García quien no pudo regresar para despedir a su padre en la tumba. En las últimas semanas, algo similar ocurría con el Presidente Toledo que tenía impedimento de salida del país, lo que hacía imposible que pudiera visitar a su hermana que padece una neoplasia de mama.
En medio de todo esto cabe rememorar lo que le ocurrió a Javier Pérez de Cuellar quien fue “despreciado” en el congreso del Perú y en las semanas siguientes alcanzo el más alto honor que un peruano haya alcanzado jamás, ser Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.
Además peligrosamente en estas últimas décadas nuestros presidentes han dejado el gobierno en medio de una ola de críticas, en medio de laberintos legales, exilios voluntarios o forzosos. Algunos de ellos han vuelto, y como en el caso de Alan García alcanzo nuevamente la Presidencia. Una excepción meritoria es la del Presidente Valentín Paniagua, que en medio de circunstancias atípicas asumió la presidencia y logro conducir al país sin sumergirlo en la violencia, que era previsible dado los hechos acontecidos en el gobierno de Fujimori.
Alberto Fujimori oscila entre volver a refugiarse en Japón o permanecer en Chile hasta donde le sea posible. Su último tormentoso gobierno ha traído una serie de penurias a varias de las personas que gobernaron con él. Alberto Pandolfi, ex premier de Fujimori está ahora en medio de la tormenta política. Inhabilitado para ocupar cargos públicos, tiene juicios pendientes y ahora su apellido casi es sinónimo de “leproso”. Parafraseando una expresión llena de discriminación, la cual desde luego no compartimos.
En el país nuestro ¿Qué ocurriría si Pandolfi es absuelto de todos los cargos por el Poder Judicial? ¿Alguna persona le pediría disculpas? No tenemos respeto por nuestros connacionales, detestamos a nuestros dirigentes apenas dejan el poder. Seguro que hay algo que hacer, debemos evolucionar. Debemos encontrar la manera de acelerar los juicios o contenciosos contra nuestros más altos dirigentes, de tal modo que no estén sometidos a largos periodos de incertidumbre, a tal punto que la forma actual de las cosas se usa como un artilugio político para controlar a los posibles candidatos opositores. Este proceder infame debe acabar, el control debe ser estricto, rápido y efectivo.
(1)http://www.cidob.org/es/documentacion/biografias_lideres_politicos/america_del_sur/peru/fernando_belaunde_terry
En medio de todo esto cabe rememorar lo que le ocurrió a Javier Pérez de Cuellar quien fue “despreciado” en el congreso del Perú y en las semanas siguientes alcanzo el más alto honor que un peruano haya alcanzado jamás, ser Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.
Además peligrosamente en estas últimas décadas nuestros presidentes han dejado el gobierno en medio de una ola de críticas, en medio de laberintos legales, exilios voluntarios o forzosos. Algunos de ellos han vuelto, y como en el caso de Alan García alcanzo nuevamente la Presidencia. Una excepción meritoria es la del Presidente Valentín Paniagua, que en medio de circunstancias atípicas asumió la presidencia y logro conducir al país sin sumergirlo en la violencia, que era previsible dado los hechos acontecidos en el gobierno de Fujimori.
Alberto Fujimori oscila entre volver a refugiarse en Japón o permanecer en Chile hasta donde le sea posible. Su último tormentoso gobierno ha traído una serie de penurias a varias de las personas que gobernaron con él. Alberto Pandolfi, ex premier de Fujimori está ahora en medio de la tormenta política. Inhabilitado para ocupar cargos públicos, tiene juicios pendientes y ahora su apellido casi es sinónimo de “leproso”. Parafraseando una expresión llena de discriminación, la cual desde luego no compartimos.
En el país nuestro ¿Qué ocurriría si Pandolfi es absuelto de todos los cargos por el Poder Judicial? ¿Alguna persona le pediría disculpas? No tenemos respeto por nuestros connacionales, detestamos a nuestros dirigentes apenas dejan el poder. Seguro que hay algo que hacer, debemos evolucionar. Debemos encontrar la manera de acelerar los juicios o contenciosos contra nuestros más altos dirigentes, de tal modo que no estén sometidos a largos periodos de incertidumbre, a tal punto que la forma actual de las cosas se usa como un artilugio político para controlar a los posibles candidatos opositores. Este proceder infame debe acabar, el control debe ser estricto, rápido y efectivo.
(1)http://www.cidob.org/es/documentacion/biografias_lideres_politicos/america_del_sur/peru/fernando_belaunde_terry
Aliensombra
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