Desde el 2000 AC Egipto comerciaba con el «país de Punt», que siglos después, los romanos llamarían el «país de los aromas», por los inciensos. En el siglo VIII refugiados árabes arribaron a sus costas. El país se islamizo debido a la llegada de los chiitas de Irán.
En el siglo XIII, la inmigración Yemenita dirigió una región islamizada, creando el reino de Ifat con su capital en Zeila, reino que tributaba a Etiopia. Ifat se independizo y amplió su territorio como sultanato de Adal. Esto provoco una disputa de carácter religioso con Etiopia, provocando que los abisinios pidieran ayuda de los cristianos europeos, en 1439. Abisinia es el nombre antiguo de la zona geográfica conocida ahora como Etiopia. Casi cien años después Portugal en su afán de monopolizar el comercio del Océano Indico envió una flota y apoyado por el ejército etíope, invadió Zeila, Mogadiscio (Muqdisho), Berbera y Brava. Si bien finalmente no fue una invasión, fue una especie de sitio desde el mar que provoco la división de Adal en sultanatos menores. Los del norte controlados por el Egipto otomano y los del sur reconociendo la soberanía del sultán de Zanzíbar, después de la expulsión de los lusitanos en 1698.
En la región, Etiopía en los años 1528 y 1540 fue invadida por un ejército musulmán, comandado por el general Ahmad ibn Ibrahim al-Ghazi. El Negus Lebna Dengel fue derrotado y se convirtió en un fugitivo. Pidió socorro a Portugal, que en 1541 envió una flota procedente de la India, con 400 mosqueteros, bajo el mando de Cristóbal de Gama, hijo del explorador Vasco de Gama. Al principio, los portugueses, apoyadas por abundantes contingentes etíopes, alcanzaron algunos éxitos, pero en agosto de 1542 fueron vencidos por al-Ghazi, en una batalla en la que murió el militar portugués. Sin embargo, al-Ghazi terminó por ser derrotado y muerto en la batalla de Wayna-Daga, el 21 de febrero de 1543. El Canal de Suez, al unir el mar rojo con el mar mediterráneo, cambio el mapa estratégico en el «cuerno de África», territorio formado por los actuales Somalia, Djibouti, Eritrea, y Etiopía. En 1862 Francia compró el puerto de Obock, origen del actual Djibouti; Italia se instaló en Aseb (Etiopía) en 1869 y se extendió luego a Eritrea, e Inglaterra se encargó de Zeila y Berbera, en 1885. En 1889, Italia creó un protectorado con Somalia central y territorios del sur, cedidos por el sultán de Zanzíbar. En la colonia inglesa de Zeila y Berbera, el jeque Mohamed bin Abdullah Hassan organizó un movimiento revolucionario islámico que obtuvo cuatro victorias, entre 1900 y 1904. En 1906, en compensación por su derrota frente a Etiopía, Italia obtuvo el litoral sur de Somalia. Sólo en 1920 los ingleses recuperaron el control del territorio, usando la aviación militar por primera vez en África. En 1925 las tierras del este del río Jubba pasaron, de Kenia, al protectorado italiano. Con la unión de una parte de Etiopía de lengua somalí, se creó África Italiana del Este, en 1936. En 1940, los italianos ocuparon la parte inglesa del país y, en 1941, los ingleses conquistaron la parte italiana. En 1950, Somalia italiana se transformó en territorio de ONU bajo control de Italia. En 1956, con el nombre de República Unida de Somalia, los territorios británicos e italianos obtuvieron la independencia. Aden Abdullah Osman Daar, fue el primer presidente. Entre 1963 y 1964, el país rompió relaciones con Inglaterra y disputó sus fronteras con Kenia y Etiopía. Consiguió su independencia en 1960 y tuvo un sistema democrático. Abdi Rashid Ali Shermarke fue electo presidente en 1967. Dos años después, fue asesinado y Muhammad Siad Barre asumió el poder. En 1969, un golpe dirigido por Siyad Barre instauro un régimen militar. En 1970, adoptó el socialismo, nacionalizando parte de la economía. En 1974, el país ingresó a la Liga Árabe. En 1975, Somalia libró una guerra con Etiopía por el territorio del Ogaden, por un supuesto apoyo al Frente de Liberación de Somalia Occidental, que termino con una derrota y miles de muertos y refugiados. En 1977, Somalia invadió el Ogadén etíope. El ejército etíope, con el respaldo de fuerzas cubanas, rechazó la invasión. Somalia rompió relaciones con Cuba.
La guerra y la sequía de 1978/79, llevaron al país al borde del caos. En octubre de 1980, Barre decretó el estado de emergencia y reinstauró el Consejo Revolucionario Supremo, eliminado desde 1976. En 1985, se incrementaron las disputas con Etiopía por la meseta de Ogadén y el flujo de refugiados hacia campos somalíes. Barre fue reelegido en diciembre de 1986 con el 99% de los votos. En 1988 se firmó la paz con Etiopía. En 1990, Barre inició una apertura redactando una constitución que autorizaba el multipartidismo, pero un año después una insurrección derrocó su Gobierno causando más de 300.000 muertos. En enero de 1991 la oposición formó el Congreso Somalí Unido (CSU) y derrocó al presidente, sustituyéndolo por el empresario Ali Mahdi Mohammed, del Clan hawiye, quien huyó de la capital en noviembre, luego de enfrentamientos entre facciones del CSU. La capital quedó en manos del general Mohamed Farah Aidid, líder del ala militar del CSU y de otra subdivisión del mismo clan. Fue el comienzo de la guerra de facciones que determinó cientos de miles de muertes y exilios. Somalia, desde 1991, no es un Estado, sino un espacio sin leyes ni Gobierno en el mapa, situado entre sus vecinos y el mar. (1) Los clanes o etnias se dividieron en el Movimiento Patriótico Somalí (MPS) en el sur, y el Movimiento Nacional Somalí (MNS) en el norte. El grupo Congreso Unido Somalí (CUS) se apodero de la capital del país.
En marzo de 1992, nueve ugas (autoridades tribales) de la región de Hiraan se reunieron, por primera vez en más de un siglo, para discutir la paz. El territorio ex-colonia británica se declaró independiente en mayo como República de Somalilandia. Sin reconocimiento internacional, sufría la misma violencia entre clanes. Los clanes de Hawiye, Darod o Isak libran una guerra de todos contra todos para llenar el vacío de poder. EEUU y la ONU deciden enviar 28.000 soldados con el pretexto de restablecer el flujo del suministro de alimentos e intentar el desarme de las facciones en lucha, para pacificar la zona en una operación llamada 'Restablecer la esperanza'. En 1993, cascos azules de ONU, de Pakistán, India y otros países tomaron el control. Las tropas estadounidenses se vieron envueltas en los combates, provocando la muerte de cientos de personas.
Uno de los 'señores de la guerra' locales, Mohamed Farah Aidid, ordeno que sus tropas arrastraran por las calles somalíes los cuerpos de 18 rangers estadounidenses asesinados por sus milicias mientras los grababan las cámaras de televisión. Luego de esa exhibición de brutalidad EEUU retiro sus tropas.
Las tropas estadounidenses se retiraron en 1994; las de ONU en 1995. La intervención fue percibida por muchos como desastrosa, especialmente en los EE.UU. y continúa afectando su política exterior.
Etiopía es uno de los mejores amigos de EE UU en África, y su Gobierno es un bastión del cristianismo en una región con extremismo islámico. Las autoridades etíopes sintonizaron con la Administración Bush en que los islamistas eran terroristas que podían poner en peligro toda la región, e incluso atacar a los turistas norteamericanos en la vecina Kenia.
En 1995, Somalilandia continuaba funcionando y en el resto del país las facciones se agruparon en torno a la Alianza por la Salvación Somalí (ASS), de Ali Mahdi Mohamed, y la ASN, dirigida por Farah Aidid, ambas autoproclamadas gobierno. Farah Aidid murió en agosto de 1996 y fue sucedido por su hijo, Hussein. La antigua mano derecha de Farah, Osman Hassan Ali («Ato»), emergió como una nueva fuerza, pero asociada a Ali Mahdi.
En enero de 1997, en Etiopía, líderes de la ASS, con el apoyo de la Organización de la Unidad Africana (OUA), establecieron un Consejo de Salvación Nacional. Tanto Hussein Aidid como Mohamed Ibrahim Egal, reelecto presidente de Somalilandia en marzo, lo desconocieron.
Una conferencia de 300 líderes del nordeste realizada en junio de 1998 en el distrito de Garowe eligió como presidente al coronel Abdullah Yussuf Ahmed, y a Mohamed Abdi Hashi como su vice. La llamada administración Puntlandia abarcaría las áreas de Garowe, Bari y Galkayo, la capital sería Garowe.
Tras la salida de los 'salvadores', la anarquía continuó y algunas regiones, como Somalilandia (antigua Somalia Británica) o Puntland, proclamaron su independencia, aunque nunca han obtenido reconocimiento internacional. En 2000, unos acuerdos de paz dieron paso al Gobierno de transición, que no ha sido reconocido por los 'señores de la guerra' y que, en la práctica, tiene un control bastante limitado sobre el territorio nacional, ya que sólo ejerce su autoridad sobre algunas zonas de la capital.
Las organizaciones árabes, procedentes de Arabia Saudí y seguidoras de la rama wahabí del islam suní, construyeron mezquitas, escuelas coránicas y servicios sociales, con lo que estimularon un renacimiento islámico. A principios de este siglo, los ancianos de los clanes de Mogadiscio establecieron una red informal de tribunales de barrio para imponer cierto orden en la ciudad. Detuvieron a ladrones y asesinos, los encerraron y celebraron juicios. Los únicos principios en los que los diferentes clanes podían estar de acuerdo, era en la ley islámica, la shari. La red que formaron se llamo la Unión de Tribunales Islámicos.
En agosto de 2000, una conferencia de paz en Djibouti, integrada por las distintas facciones, eligió a los 245 miembros del Parlamento, que designó a Abdulkasim Salat Hassan presidente. En octubre, ya instalado en Mogadiscio, el nuevo primer ministro, Ali Khalif Galaydh, anunció su gabinete de 25 ministros, todos ellos varones y extraídos de los distintos clanes somalíes, al que calificó como «gobierno de reconciliación».
En mayo de 2001, un referéndum decidió por enorme mayoría la separación de Somalilandia que, igualmente, siguió sin reconocimiento internacional.
Los atentados del 11 de septiembre sobre las Torres Gemelas también afectaron a este país, al que se acusó de ser refugio de activistas de Al-Qaeda.
Mohamed Egal murió en Sudáfrica en mayo de 2002, lo que hizo temer el resurgimiento de antiguas rivalidades. Dahir Riyale Kahin fue nombrado presidente de Somalilandia.
En octubre de 2002, se inicio una 'Conferencia de Reconciliación Nacional' que reunía en Kenia al Gobierno de transición y los principales 'señores de la guerra' con el objetivo de crear una constitución e instituciones legislativas y ejecutivas que den estabilidad al país.
En octubre de 2002, las 21 facciones en guerra y el gobierno acordaron un cese al fuego mientras se desarrollaran nuevas conversaciones.
Dahir Riyale fue electo, por escaso margen, presidente de Somalilandia en abril de 2003. El gobierno de Somalia continuó las conversaciones de paz en Kenia en julio.
El 5 de julio de 2003, Somalia alcanzó un acuerdo de paz que establecía la formación de un gobierno interino federal y un parlamento de transición por cuatro años. Un día después, el 'señor de la guerra' Sudi Yalahow y el presidente Salad Hassan anunciaron su oposición. El 13 de agosto de 2003 terminó oficialmente el mandato del Gobierno Nacional de Transición, pero se decidió que continuara al frente del país hasta que nacieran nuevas instituciones con criterios democráticos. Un mes después, en la Conferencia de Paz se adoptaba una constitución interina, también con la oposición de importantes líderes somalíes. Algunos de ellos abandonaron las negociaciones, paralizando el trabajo de su órgano conductor que, en octubre de 2003, tuvo que suspender sus sesiones durante tres semanas.
En enero de 2004, las negociaciones en Kenia lograron que los jefes militares y los políticos acordaran la formación de un nuevo Parlamento en lo que se consideró uno de los mayores avances hacia la paz definitiva.
Dos facciones del Frente Nacional Somalí se enfrentaron por el control de Bula Hawo, en junio de 2004, una ruta comercial que unen Mogadiscio con Kenia y Etiopía. El gobierno keniata reaccionó deteniendo sospechosos en la zona y desplegó en la frontera fuerzas policiales evitando la entrada de milicias. Finalmente, en enero de 2004, distintos líderes somalíes llegaron a un acuerdo para formar un parlamento integrado por 275 miembros encargados de elegir al nuevo presidente de la República, Abdulahi Yusuf Ahmed, que a su vez, nombró al primer ministro, Ali Mohamed Gedi, con responsabilidad de formar Gobierno. Entre las decisiones tomadas, se incluye que todas las instituciones tendrán un mandato transitorio de cinco años, tras el que deberá celebrarse un referéndum sobre una nueva constitución y elecciones democráticas.
Los delegados de las conversaciones de paz con Kenia continuarían sus esfuerzos para lograr la creación de un nuevo gobierno antes de finalizado el mes de julio de 2004. Durante todo el 2004, estas conversaciones siguieron en Nairobi, Kenia. En octubre, el señor de la guerra, Abdullahi Yusuf –respaldado por Etiopía–, fue electo presidente. Yusuf, inmediatamente, pidió a la comunidad internacional ayuda para lograr desarmar a las milicias.
El nuevo presidente confirmó al primer ministro, Ali Mohammed Ghedi, en diciembre. Ese mes, el tsunami que azotó el sudeste asiático llegó a las costas de Somalia y causó cientos de muertos –en la isla de Hafn– y miles de desplazados.
El Gobierno que en un principio se estableció en Kenia, comenzó su traslado al país en los primeros meses de 2005. A pesar de la llegada de los mandatarios, no se pudo garantizar la seguridad del país debido a los miles de milicianos que aún se mantenían activos.
Al menos 10 muertos y otros tantos heridos fueron el resultado de la explosión de una bomba en Mogadiscio, mientras Ghedi ofrecía una conferencia en mayo de 2005. Un mes después, el gobierno comenzó a retornar de su exilio en Kenia, si bien no estaba decidido en qué lugar de Somalia se instalaría definitivamente.
Un nuevo atentado contra la vida de Ghedi tuvo lugar en noviembre, cuando la caravana oficial fue atacada a tiros mientras se desplazaba por Mogadiscio. El primer ministro resultó ileso pero murieron seis personas.
Más de un año después de formado en Kenia, el parlamento se reunió finalmente en territorio somalí, en la ciudad central de Baidoa, en febrero de 2006. Aunque concurrieron 205 de los 275 miembros del parlamento, muchos de los señores de la guerra –aliados del jefe del cuerpo, Sharif Hassan Sheikh Adan, descontentos con el presidente Yusuf– no asistieron. Esta reunión fue posible gracias a las conversaciones que ambos líderes habían mantenido, un mes atrás, en Yemen.
Los islamistas, que en junio de 2006 consiguieron expulsar al último señor de la guerra de Mogadiscio, lograron calmar la situación.
Una milicia, las Cortes Islámicas, tomó el control de Mogadiscio en junio de 2006. Este movimiento –el más popular y fuerte del país– reunía a 11 cortes de justicia autónomas de la capital, que luchaban a sangre y fuego por el establecimiento de la ley islámica como forma de erradicar la pornografía, las drogas y varias otras formas de delitos comunes de las calles de la ciudad. En octubre de 2006, la situación estalló. Las milicias de las cortes islámicas de Mogadiscio comenzaron a reclutar personas para una 'guerra santa' con el fin de acabar con las tropas 'invasoras' etíopes. Finalmente dos meses después, las milicias que controlaban la capital anunciaron su retirada y las tropas del Gobierno oficial, apoyadas por el Ejército de Etiopía, cercaron la ciudad y recuperaron su control. Las soluciones a corto plazo para evitar que el país se suma en el caos pasan por el despliegue de una fuerza de paz con efectivos enviados por Etiopía y Uganda.
En enero de 2007, EEUU anunció un plan de ayuda por valor de más de 12'5 millones de euros y días más tarde lanzó un ataque contra supuestos miembros de Al Qaeda que se encontraban en la zona. Como respuesta al recrudecimiento de los enfrentamientos en la capital, el Parlamento somalí dio luz verde a la Ley Marcial. La escalada de violencia que vive Mogadiscio causa continuas bajas civiles. En abril de 2007, los enfrentamientos entre las Cortes Islámicas y las tropas del gobierno habían desplazado a más de 300 mil civiles de Mogadiscio. Desde 2007, los continuos combates provocaron la muerte de más de 17.000 personas y el desplazamiento de más de un millón en Somalia, que carece de un gobierno central efectivo en todo el territorio.